la primera
domingo, 2 de agosto de 2009
34 escalones hacía el vacío
Se detuvo frente al la puerta, sus manos temblaban así como el labio inferior, no podía respirar, todo daba vueltas a su alrededor. El viejo piso reformado parecía cada vez más pequeño, las paredes se hacían cada vez más blancas ante sus ojos, esa falta de color era lo que sentía por dentro, no era rabia, no era dolor, simplemente la ausencia de todo aquello que le hacía estar de pie.. Ese minuto antes de cruzar la puerta, parecía una eternidad absoluta llena de dolor. La oscuridad de la noche le aterraba, poner un pie afuera de la que había sido su hogar, le lleno de tristeza. Logró bajar los 34 escalones que separaban su piso del portal. 34, exactamente los contó ese día, cada paso hacía lo nocturno le recordaba cada momento que paso en ese sitio, cada escalón fue un buen recuerdo que le impedía pensar en cualquier otra cosa. El crujir de la madera le parecía un sonido ensordecedor que no soportaban su oídos. Cada paso hacía el exterior era como sentir un trozo menos de algo que había construido en su interior. Abrío la puerta, la noche, las farolas aguardaban a que saliera paras seguirle unas cuantas calles abajo. Se detuvo en la esquina y giró la cabeza, tenía la esperanza de ver su silueta por la ventana. No había nada, y nunca lo volvió a haber.
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