Todo fue desapareciendo poco a poco, la ropa, los recuerdos, los objetos, las caricias, los sentidos, la razón y tantas cosas que no pude ver... Comenzaron a volar sobre mi buitres salvajes que querían devorarme, apropiándose de mis recuerdos mientras me hundía en un rincón de mi habitación, tuve que salir huyendo para no asfixiarme con las paredes que se caían a trozos.
....y todo continuaba desapareciendo, las luces, la música, tus gafas sobre la mesa me observaban lentamente como si vigilaran cada movimiento que hacía en esas mañanas cuando todo se convertía en vacío.
Cada escalón se hacía más duro, más pesado, sentía estar bajando a un mundo donde claramente no iba a tener ningún sentido llevarme los recuerdos. No solo desaparecían los objetos, también sentía como me iba cayendo a trozos, cada parte de mi cuerpo se iba enfriando poco a poco, cada segundo era eterno, no pude soportarlo más, mis manos derramaban hielo, lloraban todo lo perdido.
No pude evitarlo, tenía que deshacerme del dolor.... no podía, no puedo, solo quería dormir, un sueño profundo, sin ganas de despertar jamás.... tampoco podía, las noches eran eternas y el dolor cada vez más intenso. Aquello era una carnicería los trozos de mi cuerpo seguían cayendo sin yo poderlo evitar. Seguía cayendo... no había fondo, todo era tan profundo y yo seguía cayendo.
El día que morí por segunda vez... fue cuando deje ese espacio vacío, solo deje el sol y la luna de mi tierra, mis manos no podían llevarlo, fue el último suspiro antes de morir por segunda vez....
la primera
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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